Las tiendas de discos han tendido con frecuencia a una existencia
subterránea. Del mítico Discoplay (en los sótanos de la Gran Vía madrileña) al
entrañable Escridisco (en los bajos de Aurrera) muchos establecimientos se han
apartado de los ojos de las multitudes para asentarse en recónditos
escondrijos. Bajar las escaleras en su busca no ha sido nunca, empero, un
descenso a los infiernos sino un ascenso al paraíso. Puede sonar nostálgico,
pero pasar el rato entre mostradores repletos de vinilos o de cds, a la caza de
un hallazgo inesperado, depara tanto placer como escuchar más tarde en casa los
frutos de esa cosecha.
subterránea. Del mítico Discoplay (en los sótanos de la Gran Vía madrileña) al
entrañable Escridisco (en los bajos de Aurrera) muchos establecimientos se han
apartado de los ojos de las multitudes para asentarse en recónditos
escondrijos. Bajar las escaleras en su busca no ha sido nunca, empero, un
descenso a los infiernos sino un ascenso al paraíso. Puede sonar nostálgico,
pero pasar el rato entre mostradores repletos de vinilos o de cds, a la caza de
un hallazgo inesperado, depara tanto placer como escuchar más tarde en casa los
frutos de esa cosecha.
Con el paso de los años esta inclinación a lo invisible ha experimentado una dolorosa vuelta de tuerca. La desaparición de las tiendas de discos, fruto de la irrupción imparable del fenómeno de la música on-line, es uno de los más dramáticos efectos secundarios de la sociedad digital. Recordemos la caída de monstruos internacionales como Virgin, Tower Record o HMV, esta última en punto muerto según las últimas noticias londinenses, pero también la de tantos otros emblemáticos rincones de nuestro suelo patrio, como Madrid Rock.
En este Record Store Day, cabe decir que no todo está perdido. En Madrid, resiste titánicamente la embestida de los tiempos un reducto imbatible del buen gusto musical, Toni Martin, en la calle Martín de los Heros. En Barcelona, la mejor banda del momento, Wilco, a la mañana siguiente de su memorable paso por el Primavera Sound 2012, rindió tributo a una de sus más señeras tiendas de discos, Revolver, ofreciendo un improvisado concierto entre sus apretados pasillos. Disfrutemos de la escena en Youtube (http://www.youtube.com/watch?v=5bITZgm25x4), pero no dejemos de visitar el establecimiento en la primera ocasión que tengamos.