Uno de los factores más importantes para el progreso y desarrollo de las civilizaciones es la capacidad de las personas con ingenio para innovar y crear utensilios y procesos que mejoren la calidad de vida o los procesos de fabricación.
El último cuarto del siglo XIX se caracteriza por una gran explosión en el registro de nuevas invenciones y tecnologías y España, a pesar de haberse incorporado a la revolución industrial tardíamente, también experimentó un florecimiento innovador.
Nuestra firma ELZABURU (entonces denominada Vizcarrondo) fue testigo de excepción de dicha época por la escasez de profesionales de propiedad industrial en nuestro país. Observamos innovaciones en prácticamente todas las áreas productivas, pero nos han llamado la atención la gran cantidad de innovaciones en los siguientes frentes.
Minerales y otras materias primas
Aunque la revolución industrial en España se encontraba en un estadio muy incipiente, el desarrollo de las industrias manufactureras en países como el Reino Unido, Alemania o Francia, llevaron a un deseo creciente de materias primas como fuentes de energía y como materiales para la construcción de máquinas y equipos.
España era un territorio donde apenas se habían explotado los recursos minerales y materiales, por lo que se convierte en lugar de interés para las empresas de explotación minera y tratamiento de metales y minerales.
A finales del siglo XIX localizamos un buen número de patentes relativas a tratamientos y procesos sobre los minerales, como, por ejemplo, procesos de obtención de aluminio, purificación del plomo, obtención de hierro dulce… y un largo etcétera. Así mismo, es habitual descubrir nuevos sistemas y maquinaria extractiva como aparatos remolcadores o extractores.
Aparato para la extracción de minerales de Lorenzo Riera y Oliver (Privilegio nº. 4088)
Electricidad e iluminación
En las últimas décadas del siglo XIX, Europa vivió una auténtica carrera por desarrollar un sistema de iluminación. Se patentaron grandes avances en la producción y distribución de energía y su aplicación a la iluminación de hogares y vías públicas. ELZABURU registra las patentes de Edison o Charles Francis Bush, pero también de españoles como Eusebio Molerá o Juan Cebrián, quienes también realizaron importantes invenciones en este campo.
Como dato curioso, si te estás preguntando quién patentó la primera bombilla ¡la respuesta no es Edison! A pesar de haber registrado cerca de 2.000 patentes en todo el mundo, fue Joseph Wilson Swan quien creó la primera bombilla en 1878. Te contamos con detalle esta carrera de la electricidad aquí.
Patente de mejora en las luces eléctricas de Edison (1879)
Transporte
Aparecieron numerosos inventos relativos a medios de transporte, no sólo en lo relativo al ferrocarril (o, como aparecen mencionados en muchas ocasiones “caminos de hierro”) sino también a buques, carruajes, funiculares, etc.
Patente de motor eléctrico para ferrocarril y tranvía de The Patton Motor Company (1892)
Telecomunicaciones
El mundo de las telecomunicaciones, junto con el de la iluminación, es uno de los más fascinantes y contó con los mayores desarrollos tecnológicos, especialmente con el desarrollo del telégrafo y del teléfono.
Aparecieron numerosas invenciones y mejoras sobre la famosa patente de Graham Bell del teléfono, desde el desarrollo de micrófonos, timbres y campanillas hasta sistemas de conmutación para las centralitas telefónicas. Sin embargo ¿sabías que no es Graham Bell el verdadero padre del teléfono? Sino que fue Antonio Meucci quien inventó el teléfono.
Tal era el deseo por conseguir una comunicación inalámbrica a distancia, que ya en nuestros archivos de principios del siglo XX descubrimos algunos prototipos de teléfonos móviles, con una patente que data de 1902.
Industria bélica
Europa sufre, a lo largo del siglo XIX, una época especialmente convulsa a nivel político, lo cual provoca el surgimiento de numerosos conflictos armados. Se va desarrollando así una importante industria bélica que basa su éxito en el desarrollo de nuevas máquinas y componentes explosivos.
Son frecuentes las patentes relativas a armas de fuego, tanto personales como para la artillería. Destacan aquí las patentes de Alfred Krupp, denominado “El Rey del Cañón” por la importancia que adquirieron sus invenciones en los enfrentamientos bélicos del ejército prusiano.
Así mismo, se patentan numerosos compuestos explosivos, entre los que destaca la invención de la dinamita por Alfred Nobel.
En definitiva, el último cuarto del siglo XIX marcó una época dorada para la innovación en España, con avances que transformaron industrias y cambiaron la vida cotidiana. ELZABURU jugó un papel crucial en la protección de estas invenciones, ayudando a que el ingenio de la época se tradujera en progreso tangible.
Hoy, más de un siglo después, seguimos comprometidos con la misión de proteger y promover la innovación que impulsa el desarrollo de la sociedad.
Todas las imágenes han sido extraídas del Archivo histórico de la OEPM: http://historico.oepm.es/buscador.php
Elisa Prieto, Responsable de Gestión del Conocimiento en el ELZABURU