La Open Innovation o Innovación Abierta fue descrita por primera vez en la década de los 60 por Henry Chesbrough, profesor adjunto y director del “Center for Open Innovation” en la Haas School of Business de la Universidad de California. Ya entonces, este visionario profesor previó que el futuro vendría acompañado de un cambio en el concepto de innovación y en la forma de gestionar la misma.
¿Pero, qué se entiende por innovación abierta? La innovación abierta parte del principio de sinceridad de una organización empresarial. Es preciso reconocer que únicamente se puede disponer de una pequeña parte del talento del mercado laboral global y que fuera de la organización también se generan ideas muy valiosas. Así, la única manera de acercarse a un mayor número de proyectos brillantes y creativos es mediante una apertura integral, con el objetivo de compartir ideas, riesgos y beneficios. De esta manera se genera una combinación de conocimientos internos y externos que permite desarrollar y gestionar proyectos y productos innovadores de la máxima calidad y con la característica particular de ser realmente innovadores. En definitiva, se trata de generar una serie de conocimientos colectivos que puedan ser el motor perfecto para ofrecer soluciones a distintas compañías en distintos ámbitos.
Gracias a la innovación abierta se generan nuevas oportunidades de negocio en nuevos mercados que son muy beneficiosas para las empresas a pesar de tener actividades diversas. Como estrategia para superar la crisis económica en la que se encuentra inmersa Europa en general y España en particular, supone un avance importante pues es una forma de reducir los elevados costes que tienen la I+D, aumentar el potencial desarrollador de productos, incorporar clientes de manera temprana en la fase de desarrollo, mejorar los resultados de investigación sobre mercados y facilitar los acuerdos y las sinergias entre empresas innovadoras. Además, la innovación abierta puede ocurrir a distintos niveles, ya sea entre departamentos dentro de una misma empresa, entre empresas o incluso entre grandes instituciones innovadoras. El potencial que ofrece este tipo de innovación resulta prácticamente inaccesible para una empresa que opera de manera autónoma o que lleva a cabo una gestión cerrada y tradicional de la innovación. En la actual situación económica que vivimos, una empresa que esté cerrada al mundo está limitada en su actividad pudiendo llegar a ser determinante en la vida de la misma.
Por desgracia la innovación abierta puede llevar aparejados una serie de inconvenientes que conviene tener en mente. A la hora de apostar por una innovación de este tipo, las empresas deben actuar de forma prudente analizando cuidadosamente cómo y qué se va a poner a disposición del resto de colaboradores para no desvelar información sensible (know how, productos en desarrollo, etc.) que se prefiere mantener bajo secreto industrial. Por ejemplo, una manera estratégica de actuar comedidamente es proteger cualquier conocimiento antes de ser divulgado. Todos estos métodos y mecanismos de protección de los activos intangibles son de una importancia vital para no perder la ventaja competitiva de una empresa con respecto a sus competidores directos. Para no caer en este tipo de errores, es muy recomendable tomar precauciones y contratar a profesionales en esta materia para que ejerzan una labor de asesoría que vele por los intereses de la propia empresa sin perjuicio de los beneficios que aporta la innovación abierta.
En conclusión, la innovación abierta es una gran oportunidad de ampliar negocio que muchas empresas deben valorar para mejorar sus expectativas de crecimiento y ampliación de nuevos mercados. Aprovechar el conocimiento colectivo es una alternativa para impulsar la salida de la crisis que bien aplicada puede ser muy potente. Por supuesto, no hay que olvidar que este proceso siempre debe ir acompañado de una asesoría y consultoría adecuada de manera que el incremento de oportunidades no conlleve un aumento de posibles amenazas externas para la propia empresa innovadora.
Autor: Álvaro Camino
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