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En el Día de la Protección de Datos, un voto por la formación y el uso consciente de nuestros datos de carácter personal

Los tópicos por los que se conoce a España han ido
cambiando a lo largo de los años. Actualmente, hemos cambiado el “sol y playa”,
las sevillanas y el toro, por Rafa Nadal, los grandes grupos de moda textil,
los equipos de fútbol españoles y, en otros contextos, nuestra normativa de
protección de datos reforzada.
Hoy, Día de la Protección de Datos, resulta conveniente abordar algunos riesgos y retos con
los que habitualmente nos encontramos en esta materia, y abogar por la toma de
conciencia y formación en el uso de nuestra información y de nuestros datos.
El desarrollo de la
tecnología supone una gran oportunidad que lleva implícita una pronunciada
necesidad de aprendizaje
, no sólo para conocer cómo funcionan las nuevas
aplicaciones (que en muchos casos facilitan nuestra vida, permitiendo el acceso
a más información, de forma más rápida y a menor coste, etc.), sino para tomar
conciencia de los riesgos que el uso de dicha tecnología lleva aparejados,
saber que están ahí y qué medidas debemos de tomar para hacerles frente.
Mapa parcial de internet
Por The Opte Project
Via Wikimedia
Cuando mis alumnos o
clientes conocen la información que se puede llegar a saber de ellos, cuando
hacemos búsquedas a través de especialistas de marketing en redes sociales,
simplemente se sobrecogen, se asustan, deciden borrar su información… ¡que la
misma desaparezca!… aunque lamentablemente ya no es posible. Y esto es así
porque, en muchas ocasiones, la información que se sube o comparte en una red
social/ aplicación ya no le pertenece al usuario, pasando a ser propiedad de
dicho medio y/o aplicación; en todo caso, no tenemos ningún control de dónde
estará tal información.
Hoy en día, películas
como “Enemigo Público” o “Minority Report” se han visto superadas por los
acontecimientos que están sucediendo y la velocidad del avance tecnológico.
Los principales retos
a los que nos enfrentamos por el uso de la tecnología
son, a título meramente
enunciativo y no limitativo, los siguientes:
1.   Evolución
de las tecnologías de la información
y las comunicaciones: Internet social y
móvil, dispositivos móviles, aplicaciones, tabletas, “wearable gadgets”, etc.
2.  Información
rápida, pública, fácilmente accesible
para todos a través de Internet. 
Todos nosotros somos fácilmente “trazables”.
¿Cuánta información de nuestras vidas está disponible en Internet? ¿Cuántos de
nuestros datos son accesibles a un extraño? ¿Hasta dónde somos conscientes de
ello?. Anonimización, pseudoanonimización y reidentificación.
3.   Trazabilidad
de transacciones de pago
mediante tarjetas de débito o crédito y similares.
4.   Globalización
de la información
. «Datos Sin Fronteras». Big Data, minería de datos
(“Data mining”) y voracidad comercial basada en la geolocalización.
5.   Internet
de las cosas
. Smart grid. Smart
meters. Información en la nube, o cloud.
6.   Intensa
actividad digital en redes sociales
y facilidad de transmisión de la
información. Reputación online. Viralización de la información y pérdida de
control sobre ella.
Cualquier
información, dato, fotografía que publiquemos o subamos a la red es susceptible
de propagarse viralmente sin que tengamos ningún control sobre dicha
información (dónde está, quién la puede publicar o usar y con qué fin).
7.   Sobreexposición
de los menores a la red
: Oversharing. Acoso de menores en las redes.
Es
común compartir información de nuestros hijos menores en redes, creando
identidades digitales de nuestros hijos en redes al tiempo que desconocemos el
uso que se podrá hacer de dicha información en el futuro, vulnerando sus
derechos fundamentales sin siquiera ser conscientes de ello.
8.   Trazabilidad
de comunicaciones
, tanto por parte del Estado (y otras instancias
gubernamentales) como de las operadoras y corporaciones privadas.
9.   Marketing
online y técnicas de trazabilidad de usuarios
de forma avanzada
(identificadores únicos de dispositivos, fingerprinting…).
Identificación
de emociones por parte de los aparatos domésticos de forma que reconozcan el
estado de ánimo para ofrecer o prestar servicios: “selección emocional
patentada”. Los sensores conectados a pantallas, cámaras y monitores permitirán
acceder a datos emocionales mucho más útiles para los anunciantes que las
pistas textuales que los gigantes de Internet obtienen de nuestra navegación.
Activación de las cámaras de nuestros ordenadores para obtener información.
10.   Tratamiento
de los datos de los nativos digitales
, a través del rastro y de la polarización
de gustos, tendencias, aficiones y «sentimientos» y, lo que es más
grave, la educación o manipulación y direccionamiento de los mismos.
11.   Distintas
jurisdicciones y distintos niveles de protección
. Diferentes niveles de
sensibilidad sobre la privacidad.
Como
ejemplo, podemos citar los problemas y diferencias que están surgiendo entre
las regulaciones europeas y norteamericanas en materia de protección de datos,
que se traducen en el debate entre negocio, competitividad y privacidad.
12.   Protección
de nuestro historial clínico
. Recetas electrónicas. Genética.
13.   La
ciberseguridad
. Todo y todos somos susceptibles de ser atacados: nuestro
ordenador, nuestro teléfono móvil, centrales nucleares, centrales eléctricas,
redes y sistemas de transporte de masas (metro), etc.
The Internet Messenger
de Buky Schwartz
Vía Wikimedia
Ante este panorama no
creemos que negar la realidad o no formar parte de Internet sea la solución
,
puesto que todos estamos expuestos y formamos parte de la misma, salvo
que decidamos aislarnos en una isla como Robinson Crusoe. Tampoco creo que
normativas o políticas excesivamente duras o punitivas sirvan para minorar,
impedir o parar los riesgos. Entendemos que la solución consiste en:

–   tomar
conciencia
de qué hacemos con nuestros datos, dónde y a
quién los entregamos, cuáles son los peligros, en qué red social queremos qué
estén nuestros hijos y qué medidas de seguridad nos ofrecen;
–   informar y alertar
a nuestros allegados de las consecuencias de su vida en línea, en lo que a
protección de datos se refiere;
–  decidir el nivel de
riesgo que estamos dispuestos a asumir a la hora de realizar transacciones en
línea;
–  formarnos, informarnos y,
una vez conocedores del medio en el que nos movemos, elegir de forma
prudente.
A modo de conclusión,
como se señala en el video “We All Want To
Be Young
, elaborado por la firma de
investigación de tendencias en el comportamiento y del consumo BOX1824, esta forma
de proceder tiene premio, ya que “entender
la evolución del mundo es una búsqueda que nos mantiene “jóvenes” y “vivos”
para “siempre
”.

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