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La imagen de deportistas y personalities para promocionar un
producto o un servicio ha sido, es y seguirá siendo uno de los mejores escaparates para cualquier empresa. Favorece la rápida
identificación de productos o servicios con una marca. La empresa logra que se
cree un vínculo entre el producto y/o servicio que se ofrece y el deportista
que la publicita, aumentando de forma exponencial el impacto que dicha
publicidad tiene sobre el consumidor.
sorprende ya que la imagen –y éxito- de un deportista como Fernando Alonso, Pau
Gasol, Rafa Nadal o Xabi Alonso se identifique con una marca. Y no es de
extrañar que las empresas jueguen sobre seguro y utilicen la imagen de aquellos
deportistas que poseen un mayor reconocimiento en el mercado, tratando de
asociar sus productos con los valores que estos deportistas transmiten. El problema es, obviamente, el caché que una
de estas muy reputadas figuras mediáticas puede tener.
factor que limita el acceso de muchas empresas a la promoción de sus productos
a través de la imagen de deportistas o personalities de primer orden.
factor que en ocasiones puede llevar a que una empresa decida no vincularse con
una reputada figura mediática: el exceso. La utilización de la imagen de uno de
estos deportistas para diversos productos y servicios puede provocar un efecto
contrario al buscado: ninguna de las empresas que han apostado por esa persona
como estandarte de una u otra marca consigue que se produzca esa asociación
producto-deportista-valores. Al contrario, se produce una preocupante dilución de la imagen del deportista como
herramienta publicitaria, con la consiguiente pérdida de eficacia de la
publicidad y ausencia de retorno económico para la empresa. Lo importante no
es tener buenas cartas, sino saber jugar bien las que uno tiene.
jóvenes deportistas, que transmitan valores y tengan expectativas de ser
reconocidos por sus actividades profesionales, puede ser una excelente opción
para aquellas empresas (pequeñas o no) que tengan sus presupuestos para
actividades promocionales limitados. A nadie se le olvida la apuesta que en
2003 y 2004 hicieron la marca de Relojes Sandoz y la marca de coches Kia por
Fernando Alonso y Rafael Nadal. Empresas que en su día asumieron riesgos
contratando a dos jóvenes talentos -que por aquel entonces no tenían la notoriedad y el reconocimiento actuales-,
pero que sin duda acertaron.
actualidad uno de sus mejores momentos desde el punto de vista deportivo, no
así en lo económico. Es un buen momento para apostar por esos jóvenes talentos,
de valores intachables, que están ahí, esperando su oportunidad. Deportistas de
la Selección Española de Baloncesto como Víctor Claver (jugador de la NBA en
los Portland Trail Blazers y jugador destacado de la selección española el
pasado Eurobasket de Eslovenia), del mundo del motor como Carlos Sainz Jr., de
golf como Beatriz Recari o Azahara Muñoz y futbolistas como Isco o Koke, pueden
resultar una gran aportación para el éxito de una marca que trasmita sus
valores. A buen seguro pueden ayudar a que se produzca en los consumidores esa
asociación deportista-valores-marca.
Origen: www.marca.com |
El deportista debe además estar preparado. La
protección del nombre como marca resultará esencial tanto para la explotación
económica de su imagen como para su defensa frente a posibles usos no
autorizados de la misma por parte de terceros. Y si para un deportista es
importante estar preparado y saber esperar, para una empresa –que busca
rentabilidad- es mucho más importante saber aprovechar el momento y apostar por
estos valores emergentes. La puerta de los jóvenes está ahí. Sólo hay que
llamar y preguntar.
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